Bajo el Umbral

Así como el mínimo destello de luz en la oscuridad cruza el umbral de la percepción y estimula al ojo humano para su registro, en el periodismo, sólo es necesaria una pizca de información para investigar lo que aún está oculto, lo que está “Bajo el Umbral”.

domingo, 6 de julio de 2014

Un ejemplo de superación



Por: JULIO OPORTO HERENCIA
¿Es ofensivo llamar personas especiales a los que padecen el trastorno del síndrome de down?

UN EJEMPLO DE SUPERACIÓN

El tener habilidades diferentes, no te hace menos que nadie, puesto que  no dificulta en nada. Por el contrario, brinda una satisfacción moral al demostrar que las diferencias no existen.
Bryan es un joven que a pesar de sus difi­cultades especiales ingresó a la  USIL (universidad San Ignacio de Loyola), producto de su entrega y ganas de sobresalir.
Bryan Russel Mujica, es la primera persona con ha­bilidades diferentes que ingresa a una Universidad en el Perú, y comprende que no es un chico como cual­quier otro, como también sabe que nada es un impedimento para él.
Con solo 20 años, lucha por los sueños de ser pro­fesional, ingresó a la facultad de Comunicaciones de la  USIL por examen ordinario, junto a cientos de jóvenes que no tienen las limitaciones que él so­brelleva. Su ingreso en el 2011 sorprendió a muchos, dándonos una lección de vida y demostrando que si los objetivos son vistos con perseverancia, todo es posible. “Nadie creyó que ingresaría, pero cuan­do me tomaron el examen en  mi colegio, ingresé junto a varios de mi salón. En ese momento supe que el sueño continuaba”, señala Bryan, mientras recuerda con alegría ese inolvidable momento. Su optimismo está reflejado en su rostro achinado y su risueña sonrisa, pero su semblante cambia cuan­do obtiene una mala nota y saca a relucir su perfil de alumno responsable, su expresión sensible se transforma cuando cree injusta una calificación. Ya va por su tercer año y sueña con trabajar en la televisión, para verse como un 


ejemplo a seguir para todas las personas que tienen síndrome de down en el Perú, pero sin duda ya lo es.
Pero todo no es felicidad para él, debe llevar so­bre sus hombros las miradas de personas que no comprenden, sus logros, el ciclo pasado alcanzó el tercio superior, pero él no le da importancia a los comentarios negativos más bien nos cuenta que lo motivan a seguir demostrando que puede tener una vida plena, y ser como todos. “Tener síndrome de Down e ingresar a una universidad es demos­trarle a todos de lo que somos capaces”, comenta Bryan con voz enérgica.
Cuando llega a la Universidad, basta con caminar unos metros para demostrarnos su capacidad de hacer amigos, saludos interminables a lo largo de los pasillos, donde se ha vuelto querido y admirado por todos, por su sencillez y ternura. Y es que si las personas con habilidades diferentes son conocidas por su ternura, sumémosle a ello la capacidad que tiene Bryan para socializar con el resto.


 Con la fuerza de su entusiasmo y el apoyo de sus maestros, Bryan ha logrado cursar la carrera como un excelente alumno, sin limitacio­nes, con la esperanza de graduarse y ejercer su tan querida profesión.

Un niño con síndrome de Down, es una persona que vive sin la preo­cupación de ser aceptados por las demás.
Es por eso que ellos tienen una gran autoestima, puesto que no les interesa la aprobación de nadie, para ellos, todo en la vida es una celebración, aprenden mientras disfrutan lo que son. 



Tener síndrome de Down no dificulta en nada, al contrario da una satisfacción moral, porque brinda la oportunidad de demostrar que cuando un ser humano tiene las mismas condicio­nes que otro (amor, educación, aceptación, etc) las diferencias no existen.

 

Los niños en igualdad de condiciones, son totalmente productivos, sin importar las habilidades o limitaciones que cada uno tenga.  Ya que  aquellos que no lograron destacar como profesionales, o personas socialmente adaptadas, fue porque no recibieron el apoyo y a su vez la equidad de condiciones como cualquier otro niño.
Simplemente tener síndrome de Down, no te hace menos que nadie.

LLAMAR “PERSONA ESPECIAL” A UNA PERSONA CON
SÍNDROME DOWN.

“Persona especial”, “Down” y “mongolo” son los adje­tivos más frecuentes que se usan para referirse a una persona con síndrome down.
Si usted alguna vez tildó a una persona con síndrome Down como una “persona especial” ese concepto es erróneo, ya que se comprendería como una persona que se le debe cuidar y proteger siempre, la única di­ferencia es que los padres velaran porque sus habilida­des se desarrollen a plenitud.


“Down” es el término que muchas personas usan sin darse cuenta que es ofensivo porque los minimiza como personas con menos habilidades cuando ellos podrían tener más habilidades que cualquier persona.
“Mongolo” o “mongolito” lo usan los niños y jóvenes para referirse de forma ofensiva y agresiva, lo hacen para usarlo como insulto buscando ridiculizar o mini­mizar a la persona.
La mejor manera de referirnos es “persona con nece­sidades especiales” o persona con síndrome Down, no suena ofensivo ni minimizado, tampoco se busca dar a comprender que son personas inferiores a otras.
La persona con síndrome Down no es un problema, los padres deben estar preparados para poder afron­tar una situación distinta. El único problema son las posibles complicaciones de salud como cardiopatías o ano imperforado.
El síndrome Down no es una enfermedad, no existe rehabilitación alguna, lo que si hay son programas de estimulación que buscaran aumentar habilidades que posea cada persona con este síndrome para poder llevar una vida a plenitud


CECILIA SALAZAR: “SE BUSCA REALIZAR INCLU­SIÓN ENTRE LOS NIÑOS Y EDUCARLOS PARA NO DISCRIMINAR.”


En una entrevista a la psicóloga Cecilia Salazar, directora del centro educativo inicial “Aprendiendo Juntos”, logramos conocer sobre su innovador proyecto de educar a los niños para no discriminar a otros por diferencias genéticas.
¿En qué consiste su proyecto?
Consiste en que los niños con síndrome Down estudien y socialicen en mi centro educativo con otros niños que no son como ellos, así aprenderán a tolerarse y ver que podrán tener diferencias pero que sí se puede convivir en armonía.
¿Por qué arriesgar en un proyecto así?
Porque vemos que no hay muchas oportunidades para ellos y tenemos a cuatro niños con síndrome Down estudiando aquí y ellos se han socializado sin ninguna dificultad. También vemos que ellos tienen una personalidad marcada y si ellos se socializan solo con niños con síndrome de Down solo imita­rán actitudes y eso los llevará a un círculo vicioso, lo que nosotros buscamos es que la sociedad vea que ellos no son ninguna carga y ellos también pue­den triunfar.

 
¿Tiene alguna anécdota con los niños?
Muchas, pero una me encanta, un niño con síndro­me Down que está desde el año pasado aquí, se llama Gonzalo y recuerdo que un día se cayó en el baño porque el piso estaba mojado, cuando él se cayó los niños fueron a verlo, algunos se burlaron como cualquier niño lo haría y otros buscaron so­correrlos, yo hablé con él, le dije que tenga mucho cuidado y desde ese día cuando él ve niños más pequeños que él busca cuidarlos y les aconseja que tengan mucho cuidado al caminar.
¿Cuál es la finalidad de su proyecto?
Lo que yo busco es crear con­ciencia, abrir pasos a estos niños para que gocen de más oportunidad y ante todo que los padres estén listos si más adelante tienen un niño con síndrome Down.
Así como hay padres que han comprendido su proyecto, ¿Qué dicen los padres que aún no apo­yan el proyecto?
Lamentablemente, han retirado a sus hijos, han sido pocos pero han realizado eso. Este proyec­to lo manejo desde el año pasado, lo plantee en marzo y lo expuse a los padres en junio pero algunos estaban en desacuerdo y decidieron retirar a sus hijos porque se iban a atrasar en la enseñanza, solo me indicaron que sus hijos eran niños “normales” y merecían una educación completa.
Y los padres que la apoyaron ¿Qué le dijeron?
(Risas) Algunos me dijeron que me iban a apoyar hasta que dure esta locura, otros me animaban a salir adelante con este proyecto y me pedían que busque difundirlo a otros centros educati­vos pero es algo complicado, así que primero lo inicio y lo puliré en mi centro luego si se puede lo compartiré.


Para finalizar, ¿Cree que a futuro los niños con síndrome Down podrán tener igualdad?
Sí, pero eso ya depende de cómo se maneje sus derechos en la sociedad, es hora que ya no los ignore, es hora que los ayuden, que no traten porque siempre escucho que tratan sino que busquen ejecutarlo y que ellos a futuro pueden estudiar en alguna universidad y/o instituto supe­rio



¿EXISTEN DERECHOS LABORALES PARA PERSONAS CON SÍNDROME DOWN?

Manuel Arrasco, líder de la Sociedad Peruana de Sín­drome de Down (SPSD), defiende la obligación de las empresas privadas, que cuentan con más de 50 traba­jadores, a destinar como mínimo el 3% de su planilla a contratar a trabajadores con alguna discapacidad.


De acuerdo con Arrasco, desde hace décadas las cuo­tas laborales se han adoptado en Europa, África, Asia y América. Países de la región como Brasil, Ecuador y Argentina las tienen y cumplen con dicha Ley.
Estas medidas son para favorecer la inclusión de las personas con síndrome de Down y otras discapacida­des. Son consideradas por la Organización Interna­cional de Trabajo (OIT) como positivas pues brindan oportunidades y trabajo decente a estas personas discapacitadas.
Pese a estos argumentos, la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privada (Confiep) ha criticado la norma, pues considera que elevaría los costos de las empresas.

Para la Sociedad Peruana de Síndrome de Down, lo que hace falta es que el Estado mejore la formación laboral de este tipo de trabajadores, que son un pro­medio de 3 millones en nuestro país.


NO ES DIFICIL LOGRARLO
Bryan Russel Mujica ha sido distinguido en innumerables ocasiones y es un símbolo para las personas con síndrome de Down en el Perú: corrió junto a Ollanta Humala los Cinco Kilómetros por la Integración y acompañó al ex viceministro de Educación, Idel Vexler Talledo, en el Congreso de La República cuando distinguieron al funcionario por su notable gestión a favor de la educación inclusiva en el país.

Los ojos del Perú están puestos en Bryan porque está por lograr lo que nadie con habilidades dife­rentes logró en este país: ser profesional. Estamos seguros de que lo logrará, porque es suficiente conocerlo para contagiarse de su perseverancia, su ánimo y sobre todo de su ejemplo.
 

 


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