Bajo el Umbral

Así como el mínimo destello de luz en la oscuridad cruza el umbral de la percepción y estimula al ojo humano para su registro, en el periodismo, sólo es necesaria una pizca de información para investigar lo que aún está oculto, lo que está “Bajo el Umbral”.

miércoles, 2 de julio de 2014

Lima, La caótica



LIMA, LA CAÓTICA

Por Victor Cervantes


Cuando las vías de circulación rápidas se empantanan, las autoridades se muestran indiferentes ante este horroroso panorama y el tiempo, como un gran tesoro, se escapa de nuestras manos.
 


Resignado a llegar a tarde a clases, Marcos, un joven universitario, observa con detenimiento como el minutero de su reloj avanza tan rápido como si fuese el segundero. Son las ocho de la mañana y él, junto a una treintena de pasajeros, está atrapado en la abarrotada avenida Javier Prado, donde avanzar un metro es un lujo.
Así como Marcos, millones de limeños sufren a diario por  el tiempo que pierden al movilizarse por las vías, que como en un pantano, los autos avanzan lentamente uno detrás de otro, hasta que el último de todos se pierde en el horizonte.




EL DATO:
Según Luz Ámbar, la congestión vehicular en  Lima ha causado la perdida de  US$ 1.000 millones entre el excesivo gasto de combustible, el daño ambiental, los daños a la salud y el cierre de varios negociones.

Pero, ¿Cómo se origina el caos vehicular?
Todos, al estar sumergidos en ese infierno sobre ruedas, siempre presionamos al conductor de cualquier vehículo para que avance, pero al no haber a dónde ir, la fila de autos aumenta.
No es necesario ser un experto para darse cuenta cuál es el problema del transporte en Lima. Son la falta de planificación y la inadecuada aplicación de las normas de tránsito las causas que nos exponen a un mal intratable.
Cabe recordar que Lima solo tiene dos vías expresas, mal llamadas “vías de acceso rápido” que de rápido no tiene nada. Tampoco contamos con algún sistema de transporte de gran magnitud. El tren eléctrico es de un recorrido corto y sólo alivia un poco el gran congestionamiento, y  el Metropolitano deja mucho que desear en sus horas punta. Y justamente, es de eso que nos aprovechamos para romper todos los reglamentos de transito.
A todo esto se suma que ya se cuenta con más de un millón y medio vehículos viajando por las calles limeñas, y que cerca de  un millón compiten, en plena hora punta, por ganar un espacio. Mientras esto paso, todos queremos llegar temprano a casa.
Para Germán Gallardo, ingeniero vial y geotécnico de la Universidad de Piura, el principal motivo es “la falta de planificación de paraderos”.
“Los vehículos de transporte público se creen los dueños de todos los carriles de transito. Se detienen y dejan a sus pasajeros en cualquier lugar. Al final todo se traduce en muerte”, agregó el ingeniero experto en la planificación de ciudades.
Por otra parte, ante la bonanza económica por la que atraviesa el Perú, de donde sumergió una nueva clase media, que como primera medida adquieren vehículos particulares, aumentando así el parque automotor descomunalmente. En nuestro país hay un auto por cada 14 personas.
Lino De la Barrera, ex-director de Circulación Terrestre, afirma que del medio millón de nuevos vehículos que empiezan a circular en Lima, sólo el 3% son de transporte público.
“Son demasiados los autos particulares y, en algunos casos, los taxis, los que contribuyen a que el desorden y el caos se incremente”, agregó De la Barrera.
Asimismo, Luis Quispe Candía, director de la ONG Luz Ámbar, sentenció que no es necesario tener tantas autoridades encargadas de supervisar el transporte.
“Tampoco es productivo, en este momento, hacer túneles, vías subterráneas o corredores vehiculares, mientras no se haga respetar una reglamento rígido y una buena planificación de nuestras actuales vías. Si vamos a esperar un año más para ver cumplidas las promesas, en Lima habrá 200 mil nuevos vehículos, entonces, que Dios nos proteja”, indicó Quispe Candía. 



EL DATO:
La Municipalidad Metropolitana de Lima ha declarada el 81% de todas nuestras vías como saturadas. Sumamente lamentable. ¿Por dónde vamos circular?.
 


Entonces, ¿Qué hacemos?
Ya la alcaldesa de Lima, Susana Villarán, nos prometió al comienzo de su gobierno la construcción e implementación de 5 grandes corredores vehiculares, pero a pocos meses de terminar su periodo municipal, no ha cumplido.
Pero sí, esos corredores vehiculares son necesarios para agilizar un poco el angustiante transporte. Así también, se debe de regular el transporte público.
 




Nos olvidamos de algo muy importante: nosotros, los usuarios. Nosotros permitimos que el sistema esté así. Grande es nuestra culpabilidad cuando se detiene a mitad de la pista a cualquier taxi de los 300 mil que hay en Lima, realidad que coloca a Lima en primer lugar en América Latina con el mayor índice de taxis, o cuando se estaciona un auto en cualquier lugar ocupando un carril del pavimento. Solo para que lo recuerde: Sí se puede estacionar por algunos segundos en la avenida mientras el conductor no se baje de su unidad.
Debemos de tener una cultura  responsable para poder usar vehículos públicos. Como el de ir a cierta velocidad, ser asertivo al cambiar de carril, esperar los buses en sus respectivos paraderos, y siempre, hacer respetar sus derechos ante los conductores.



“¡Qué Dios nos ampare!”
“La capital peruana tiene una de las peores congestiones vehiculares del mundo”, es lo que se aseguró Don’t Drive Here, un programa estadounidense que realizó un reportaje para ver los rayos x de nuestra ciudad.
A pesar de la publicación mundial de dicho reportaje, Lima sigue sangrando en sus pistas. Nosotros somos el problema.  Debemos de ser concientes para evitar, nuestros ya familiares, cuellos de botellas que nos condenan a perder el tiempo que es necesario. Porque andar sin prisa en esta ciudad es un privilegio.
Así está Lima, desordenada, peligrosa, sin control y con una enorme falta de conciencia. Se ha convertido en una selva donde gana el más fuerte o el más irresponsable.



El documental de Discovery Channel nos reflejó en la cara nuestra insegura realidad.

 



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