Bajo el Umbral

Así como el mínimo destello de luz en la oscuridad cruza el umbral de la percepción y estimula al ojo humano para su registro, en el periodismo, sólo es necesaria una pizca de información para investigar lo que aún está oculto, lo que está “Bajo el Umbral”.

lunes, 7 de julio de 2014

Inocencia interrumpida


MORENO BERMUDEZ, MELISSA 



INOCENCIA INTERRUMPIDA   


A simple vista aparentan ser bares u hostales, pero sólo es una fachada para lo que realmente esconden en sus interiores, donde se ejerce la prostitución de menores de edad hace más de quince años en la entrada  hacia San Antonio de Carapongo en el distrito de Chosica.
Localizados estratégicamente en una zona comercial como lo es la avenida Las Torres, donde farmacias, pollerías, tiendas de abarrotes y un pequeño mercado sirven de ayuda para que sus clientes más recurrentes no estén obligados a esconderse y entrar a un bar con sus amigos sin levantar sospechas.
Por las mañanas solo algunos locales funcionan a partir de las once. Pero la hora punta es pasada las 3 de la tarde cuando los clientes empiezan a llegar. El night club Mónaco prefiere abrir sus puertas a partir de las cinco y media de la tarde. Cuando encienden sus luces psicodélicas y un cartel con la forma de una figura femenina, anuncia que sus servicios pueden ser utilizados.
En las noches es otro mundo. La clientela aumenta y las filas de muchachos se hacen más notorias a vista de las personas que transitan por esa misma avenida. Sin la menor preocupación de que al interior, chicas menores de edad mezcladas con otras meretrices, son obligadas a prostituirse sin la posibilidad de salir de ese mundo.

Los vecinos y comerciantes de la zona al ver las infinitas colas de hombres en estos locales se quejan por esta situación, mientras las autoridades no han hecho algo por cambiar esta realidad.
 


Años anteriores
Estos locales han sido intervenidos  por el Serenazgo de Huachipa en innumerables ocasiones. En el 2009, un canal de televisión, transmitió el operativo realizado por la policía donde se encontró a treinta  meretrices y diez de ellas eran menores de edad.
En febrero del 2012 los llamados hostales Erizo, Las Dueñas y el night club Mónaco fueron cerrados nuevamente por la policía con la ayuda del Serenazgo encontrando a menores de edad y cuyos locales no contaban con licencia de sanidad. Estas chicas brindaban sus servicios en cuartos hechos de triplay y en condiciones antihigiénicas. En los meses de julio y octubre, volvió a realizarse otra intervención a estos mismos establecimientos.

A  principios de abril del año pasado, el mismo canal de televisión que hizo la nota en el 2009, informó nuevamente  la clausura de estos prostíbulos que dentro de sus instalaciones se encontró a una menor de edad y treinta meretrices junto a veinte “parroquianos”. A pesar de los operativos  en la actualidad  esos locales continúan en funcionamiento como si nada hubiera pasado.
 “Siempre hacen batidas, vienen los de Serenazgo pero eso es pura apariencia porque después,  a los dos días,  los vuelven abrir” dijo  la señora de la farmacia que está al frente del hostal Erizo.


El peaje 

Para  acceder a sus instalaciones,  se debe pagar un “peaje”, tal como llaman al pago de un sol que cobran en la entrada de los hostales y bares.
Estos locales trabajan de lunes a domingo desde las doce del día hasta las tres de la madrugada del día siguiente. Las adolescentes empiezan a partir de dos y treinta o tres de la tarde. Ellas son las más solicitadas por los clientes que no dudan en pagar sesenta soles por su servicio a diferencia de las otras meretrices que son mayores y su cobro es de treinta soles.

“Ese que vez de toldo amarillo, el de portón negro y al costado del otro es donde hay menores de edad”, afirmó un mototaxista que hace su ruta por toda esa zona pues cerca del lugar hay un paradero de mototaxis.
El testigo se refiere al Hostal Erizo que se caracteriza por tener una pequeña carpa amarilla en la entrada de su local. El de portón negro se llama, “Las Conejitas”, y al costado, de rejas rojas, es donde varios muchachos hacen cola, pagan su sol y disfrutan de sus servicios en plena luz del día.
Una vez adentro hay una rampa que te conduce a un pequeña sala que tiene un bar con varias mesas y sillas donde el cliente debe consumir alguna bebida ya sea cerveza o trago corto. Ya instalado en la mesa, aparecen las jóvenes y otra meretrices que se sientan a tomar con ellos mientras conversan, hasta que el mismo cliente, decide que es hora de retirarse a la habitación correspondiente, relata otra fuente.
 

La policía y los Cupos
Las numerosas clausuras de estos locales por parte de la policía y su pronta reapertura ocasionan que los vecinos sospechen de un pago por parte de los dueños de los prostíbulos hacia los policías y quizás otras autoridades de más rango estén involucradas.
Según un testigo, que no quiso dar su nombre, pero que va en ciertas ocasiones a esos locales preguntó a una de las meretrices porqué se pagaba un sol para entrar, a lo que ella le contestó: “ese sol que cobran es para darles a los policías.”
El mismo mototaxista, corrobora ello al afirmar: “sé que los policías mensualmente a cobrar por lo que me han contado mis demás compañeros, pero no los he visto.”
Él sospecha que puedan ir vestidos de civiles, para no ser identificados y sea más fácil cobrar el dinero acordado.

Las Conejitas y una red de prostitución
Su fachada es una cochera de portón negro desvaído y que a simple vista no levantaría sospechas. Sin embargo, varias menores de edad son obligadas a trabajar como meretrices.
Vanessa es una de ellas. Tiene diecisiete años y llegó a Lima con engaños. Es de Tarapoto, “Fui traída para trabajar en una empresa textil que nos pagaría 1500 soles”, dijo la joven que lleva más de un año ofreciendo sus servicios en este bar.
Esta jovencita fue a buscar trabajo a estas conocidas agencias que requerían chicas de entre 17 a 20 años para los labores de azafatas en casinos o empleadas en una empresa textil.
“Al llegar a Lima y me di con la sorpresa que no existía ninguna empresa textil y que tampoco ganaría el dinero que me dijeron”, relata la joven.
Ella y otras seis chicas de su misma edad son provenientes de Tarapoto. Su horario de trabajo es de las dos y media hasta las tres de la madrugada del día siguiente. Vanessa tiene conocimiento que en el hostal Erizo hay otras cuatro chicas y que son distribuidas en otro local.
Luego de terminar su turno, son recogidas por una mujer llamada “Katy” quien vive con ellas en un departamento alquilado en Huaycán, donde descansan y comen antes de empezar nuevamente sus labores sexuales.
Ese departamento sirve como fachada para hacer creer a su familia, que le va bien en su trabajo. No puede ver a sus seres queridos todo el tiempo, pero les manda dinero mensualmente con lo que gana en el bar.
 “Vanessa” si ha pensado en dejar ese trabajo, pero no lo hizo por miedo a ser agredida “No intenté escaparme porque pueden pegarme o amenazarme.”
Y es que según Vanessa no conoce personalmente al propietario de estos locales, “Sé que son dos, a uno lo llaman el señor Elías y es dueño de este local, El erizo y de el de rejas rojas.”, dijo la joven.
Estas jóvenes tienen conocimiento que en los otros locales funcionan como prostíbulos clandestinos pero mantienen contacto con un encargado del bar. “Nosotras solo hablamos con uno que se hace llamar “el rolo.”, comentó.
Estos mismos proxenetas, son propietarios de otros prostíbulos en otras zonas de Lima. “Tienen otros locales, uno está en Ceres y en Caylloma”, explicó la muchacha.  
Por otro lado, el consumo de bebidas alcohólicas ya sea hasta una simple cerveza o la preparación de tragos cortos, es de suma importancia para estas jovencitas “Nosotras ganamos un ticket por cada bebida que se consuma”, dijo Vanessa. Pues de esta manera logran sacar un dinero extra aparte de sus servicios sexuales.
La muchacha también confirmó el cobro de cupos a los policías. Antes no se pagaba un “peaje”, pero a raíz de los constantes operativos y clausuras, se vieron obligados a cobrar un sol. Ese dinero recaudado, es lo que los policías recogen mensualmente para continúen abiertos sin ser intervenidos por las autoridades.
Es por eso que la municipalidad no ha hecho un cierre definitivo de estos locales. Dando origen a que los vecinos y comerciantes,  deduzcan que están involucrados la policía u otros cargos de mayor rango. Por los constantes operativos en años anteriores y que a los pocos días, son reabiertos.
Este peligroso enemigo, con varias sedes en otras partes de Lima, seguirá aumentando si no hace algo por detenerlos, y así evitar que otras jovencitas caigan en sus redes sin posibilidad de escapatoria.
 


No hay comentarios:

Publicar un comentario