Pasión, lucha y orgullo
Por: Samuel Dodero.
En el Perú el gusto y la pasión por el fútbol han sido uno de los principales atractivos para el hombre con el objetivo de apoyar a su equipo de preferencia agrupando a un número de personas, “los hinchas”, sin embargo con el pasar de los años esta afición se ha convertido en un fanatismo creando así lo que actualmente se conoce como barras bravas.
Con la
aparición de estos grupos encontramos a su vez la implementación de nuevos
rasgos en la sociedad característicos de esta cultura como lo son:
nacionalismo, xenofobia, exaltación de la fuerza física, virilidad agresiva,
sentido del honor asociado con la capacidad de pelear y la demostración del más
fuerte.
Por otra
parte hay que mencionar a la persona perteneciente a esta cultura para así
mostrar los rasgos propios de cada integrante de la barras definiendo lo que es
un barrista y dando así características propias de su barra. Este proceso
consiste en una clase de apropiación que quiere imitar a los argentinos en
cuanto a su costumbre en este campo.
Ser hincha
de un equipo es parte de la vida del fanático. Vivir toda la semana pensando en
el duelo que viene el próximo fin de semana o el partido del domingo pasado.
Todo sentimiento que rodea a un hincha es con su equipo.
Pero ser de
equipo chico tiene un agregado bastante especial para el fanático del fútbol.
Alentar al equipo en las buenas y sobretodo en las malas es un sentimiento que
muchas veces es envidiable. Ser de equipo grande es más fácil. Tener una
hinchada grande, decir que tienes un sinnúmero de trofeos, que tu equipo hace
noticia todos los días, que tus ídolos si te respetan y valoran a tu hinchada. Todo esto son características de un hincha de equipo grande, pero ¿Qué
pasa con los hinchas de equipos chicos? No tiene una gran hinchada, su equipo
tiene prácticamente una nula cobertura en la prensa, nunca ha salido campeón,
tus ídolos no se identifican con la camiseta y siempre están pensando en partir
a un grande.
SER HINCHA DE UN EQUIPO GRANDE
El hincha de
equipo grande vive siempre de resultados. Si el equipo anda mal, inmediatamente
bajan las críticas y encuentran culpable al técnico o a los jugadores y lo
critican incansablemente. Su pasión no se traslada constantemente a los
estadios y solo asisten cuando se está por salir campeón o en partidos
clásicos. Pueden saber mucho de su equipo, pueden sufrir y vivir pendiente del
plantel, pero por lo general no van a los estadios, o si no tendríamos un
estadio Monumental lleno cada partido.
SER HINCHA DE UN EQUIPO CHICO
No viven de
resultados ni tampoco de buenas campañas. Sus momentos gloriosos con el equipo
son contados con los dedos de la mano. Yo encuentro que el hincha de equipo
chico es el verdadero hincha de nuestro fútbol. Vive, sufre y hace de su club
parte de su vida. Pueden jugar contra Alianza Lima, Cristal o la U y saben que
lo más probable es que van a perder, pero ¿por qué van? porque ellos, como lo
dije anteriormente, no viven de resultados, sino que van por el amor de su
equipo. Viajan miles de kilómetros por su equipo, a veces es uno el único
hincha de su equipo en todo el estadio, todos se ríen de él, pero ¿qué importa?
si todo esto es por tu equipo.
Todo
sacrificio vale la pena porque lo hiciste pensando siempre en la camiseta que
más amas. Puede estar peleando el descenso, pero el hincha está ahí siempre,
con lluvia, con lo que sea y el resultado que venga, siempre estará alentando a
su equipo. Por eso digo que el hincha de equipo chico es el verdadero hincha,
porque no lo alienta por que ha ganado varios títulos, no lo alienta porque
tiene una gran hinchada, no lo alienta porque se deja llevar por las grandes
masas, sino que lo alienta porque ama a su equipo, que quizás puede tener más
aspectos negativos que positivos, pero ahí está la diferencia, alentar a un
equipo que tiene más resultados negativos que positivos es querer a su equipo
de verdad.
Julio César
Palomino, “el chino”, es uno de los que preferiría tener una cita con el equipo
de sus amores que con su novia. “No hay palabras para describir cómo me siento
al ser un hincha de Alianza Lima, solo hay formas de demostrarlo y es alentando
a mi equipo en las buenas y en las malas”, así califica Julio su fanatismo.
Recuerda su primera
experiencia en el “Comando Svr”, tenía tan solo 12 años. Fue en ese momento
donde se dio cuenta de que nació para alentar, desde la tribuna sur del estadio
Alejandro Villanueva, popularmente conocido como “Matute”.
“Me
consideraron miembro de comando svr a los 15 años, ya todos me conocían y
sabían que era de verdad un hincha. Ahora tengo 19 y Matute ya no es mi segundo
hogar, sino, el primero”, menciona Julio.
“La hinchada
me dio más que amigos una familia donde todos tenemos la piel de azul y blanco
y me siento correspondido con este club porque me ha dado muchas alegrías con
títulos y triunfos, no hay mejor cosa que ir a alentar a mi equipo y ver cómo
los 11 jugadores se sacan la mierda por sacar adelante a toda la familia grone
(negros)”.
Es una
suerte de binomio que difícilmente se separa, las barras manejan un código que
no entra en medias tintas, la dignidad del barrio y de la camiseta se defienden
hasta morir o matar. Pero esta no es una típica historia de violencia, aquí no
diremos que los barristas son unas lacras que nunca van a cambiar, les
contaremos cómo los barristas más rebeldes van más allá de la pasión por el
futbol.
Su sobrenombre
evoca a un emblema de la historia “crema”, a sus cortos 13 años conoció la
calle y hoy, a unos meses de cumplir los 18 ha decidido cambiar la vida de
barrista por su otra pasión, la música.
Para “Lolo”
la música es algo muy especial que lo sacó de aquella mala vida y de los problemas, le enseñó cosas hermosas,
el hip hop, que muchos no valoran le ayuda a sentirse liberado.
Tiraba
piedras y pasaba el tiempo fumando, hoy gracias a la Asociación de Jóvenes en
Riesgo ha decidido encaminarse, ha vuelto a la escuela y con 13 canciones escritas
se cree capaz de cumplir su más grande sueño. Pero siente que en este país
hacen falta las oportunidades de trabajo y que aquí no valoran el talento, para
él eso es lo más importante.
Su sueño es
ser conocido por la música que hace para poder sacar adelante a su familia, en
primer lugar a su madre que sufre de una enfermedad hace 3 años y en segundo
lugar a sus 2 hermanos menores que están por acabar la primaria.
A su manera
estos chicos como “Lolo” están entendiendo que pueden cambiar, que pueden ser
útiles y que la barra no es lo único en la vida sino, que la vida misma es lo
que realmente vale.
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